Berta Muñoz Cáliz
Panorama de los textos teatrales...
     


 

6.2. Modelos de relaciones afectivas

Otros textos tienen como tema central las relaciones afectivas, ya sean familiares, amistosas, amorosas, etc. Generalmente estas obras están abordadas con un lenguaje realista, próximo a la cotidianidad del niño, aunque en ocasiones también introducen elementos maravillosos.

Entre las obras en las que se abordan las relaciones familiares se encuentra Cosima, de Chris Baldwin, en la que una niña se marcha a vivir a un árbol escapando de un padre autoritario y distante. En su refugio, la niña continúa comunicándose con su madre, a pesar de la oposición del padre, gracias a un lenguaje de signos que inventan entre ellas; además, recibe las visitas de una amiga que le lleva la comida y de su amigo Papageno, cuidador de pájaros. Al final la niña invita al padre a subir al árbol, lo que nos muestra la transformación que se ha producido en ella tras ese viaje iniciático que ha supuesto la fuga. En palabras de L. Lara y N. Morcillo, “el texto puede leerse también como un canto al proceso de búsqueda de una identidad propia, tan intenso y a veces tan doloroso en la adolescencia” [1] .

En Hasta el domingo, la argentina María Inés Falcón aborda el divorcio de los padres desde la perspectiva de una niña de ocho años que no acaba de entender lo que ha pasado: su perplejidad, sus dudas, los inconvenientes que va descubriendo ante la nueva situación de sus padres [2] . Ambos tratan de quitar aristas a la separación e intentan hacer que la niña la sobrelleve lo mejor posible, aunque no siempre lo consiguen. La autora sitúa a los personajes en situaciones comunes (la comida en el restaurante, la excursión al parque, el cumpleaños) que pueden resultar extrañas las primeras veces, pero que aquí aparecen resueltas gracias a la voluntad de unos y otros por salvar la convivencia. Se intenta así que los niños que viven una situación semejante aprendan a aceptarla y a superarla.

Las aventuras de Viela Calamares y Viela, Enriqueto y su secreto, de Ana Rossetti, Paloma Pedrero y Margarita Sánchez, ya citadas, reflejan un modelo de familia en el que los roles tradicionales del padre y la madre aparecen renovados, y donde se habla de la colaboración de todos para ayudar a uno de sus miembros. En otros casos cobran especial protagonismo las abuelas, que se convierten en cómplices de los niños frente al mundo de los adultos. Esto sucede en El árbol de Julia, de Luis Matilla; La abuela de Fede, de Maxi de Diego, y Si la abuela vuela, de Cruz García Casado.

Otro de los temas que se abordan con frecuencia en el teatro para niños, dentro del ámbito de las relaciones personales, es de la amistad; aunque en muchas de las obras aparece tratada de forma tangencial, en algunas de ellas cobra especial relevancia.

Así, La historia de un hombrecillo de papel, de José Cañas (a partir de la obra original de Fernando Alonso), dirigida a mayores de 8 años, trata de una niña que, al sentirse desatendida por sus padres –ocupados permanentemente y sin tiempo para jugar con ella-, se inventa a un amigo imaginario y lo construye con papel de periódico [3] . Va con él al parque y observa lo que sucede a su alrededor; y cuando lo presenta a sus amigos reales, estos huyen por la tristeza de las noticias que contiene; sin embargo, vuelven para ayudarle y, entre todos, con la ayuda de una imaginaria Dama de las Palabras, lo llenan de canciones y palabras hermosas.

Patatín, Patatán, Patatón, de Juan Alfonso Gil Albors, es una historia de amistad para niños desde 6 años, en la que el pato Patatín, agradecido a su amigo el conejo Trampolín por haberle ayudado a superar la tartamudez, sacrifica su tambor para que lo toque este, ganándose así el reconocimiento y la amistad del resto del grupo y del propio monarca Leoncio I, que valoran su humildad y su generosidad [4] .

La protagonista de La caja de música, de Alfonso Zurro, es una bailarina que se atreve a salir su caja de música al mundo exterior, después de que otro personaje le descubra que la salida se encuentra dentro de su cabeza. Una vez fuera, a semejanza de lo que ocurre en los cuentos maravillosos, la joven encontrará trampas y obstáculos, pero también aliados que le ayudan a superarlos [5] . Las aventuras de la bailarina se suceden a un ritmo trepidante, caótico, con presencia de numerosos elementos oníricos y simbólicos, características que la hacen aconsejable para adolescentes desde 12 años en adelante. El suyo, por tanto, es un viaje interior, pero también un viaje en el que la amistad de otros personajes –como el payaso, o el pirata que le regala un barco para cruzar el Mar de los Misterios- juega un papel decisivo.

Los enredos del gato con botas, de Ignacio del Moral, contrapone el aburrimiento perpetuo de los adultos, representados por los duques, con la curiosidad y la vitalidad de la duquesita, con la amistad de Juan y el gato, así como con el ingenio y la iniciativa que este representa [6] .

Violeta y la cocodrilo Basilia, de Pedro Catalán es una historia algo disparatada dirigida a niños desde 6 años, sobre una niña que entra en una librería acompañada de su amiga la cocodrilo Basilia [7] . Otras obras, ya mencionadas con anterioridad, en las que hay una presencia importante del tema de la amistad, son Mi amigo Fremd habla raro, de Antonio de la Fuente Arjona, que aborda la amistad de un niño español con un extranjero, pese a la oposición de los padres de ambos; El profesor desinflado, de Fernando Almena; Las aventuras de Viela Calamares, y Viela, Enriqueto y su secreto, de Ana Rossetti, Paloma Pedrero y Margarita Sánchez, entre otras.

Otro tema tratado con frecuencia, dentro de las relaciones afectivas, es el del amor, que aparecen en títulos como Romance de Micomicón y Adhelala, de Eduardo Blanco-Amor [8] . En esta historia, una reina extranjera trata de casar a su hija con el príncipe Micomicón (“un gigantón con cara de niño bonito y con el entrecejo de un hombre propenso a enfadarse caprichosa y fácilmente”), pero este, a su vez, desea a la princesa Adhelala, sierva de la Reina-Madre. El contraste entre la brillante educación de que hace gala Adhelala y el tosco carácter de Micomicón convierte a esta obra en un canto al valor de la educación, entendida en su más amplio sentido, como perfeccionamiento y desarrollo de las facultades intelectuales y morales. La educación, y no el linaje, es lo que marca la diferencia entre los gestos bruscos y violentos de Micomicón y la Reina Madre y el exquisito comportamiento de Adhelala: mientras que el de aquellos es un lenguaje violento lleno de amenazas, insultos, afirmaciones y negaciones tajantes, Adhelala, en cambio, razona, argumenta y matiza, y lejos de sentirse arrastrada por las circunstancias adversas, es dueña de sus actos y actúa con prudencia y generosidad. También aquí se ensalza el sentimiento amoroso, pues sólo gracias a él conseguirá Micomicón salir de su estado inicial.

En Trotapesquis, obra para títeres de Eduardo Quiles, se nos muestra la historia de amor de un Clarinete enamorado de una Viola, que sale en su busca cuando esta desaparece de la Orquesta, y de la Flauta, que está enamorada de aquel y que a su vez se fuga para buscarle [9] . Trotapesquis, contratado por el director de la orquesta para buscar a ambos, descubre que Viola ha sido atrapada por un Alquimista que le ha robado el alma y la tiene secuestrada junto a otros instrumentos, por lo que tendrá que convencerla para que vuelva a la orquesta; allí la esperan el director y el resto de los instrumentos, que se habían declarado en huelga hasta que volvieran sus compañeros. En La casa por la ventana, de David Cirici, se nos muestra la ingenua y divertida historia de amor entre una libreta y un cepillo de dientes en clave de comedia musical [10]

También hay una presencia importante del tema en algunas de las obras ya citadas, como La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, en las versiones de Federico García Lorca y Antonio Rodríguez Almodóvar; en El león engañado y El león enamorado, de Lauro Olmo y Pilar Enciso; en La piel del león, de Fernando Almena; en La ramita de hierbabuena, de Eduardo Zamanillo; en Aventuras y andanzas del Aurelio y la Constanza, de Luis Araujo, y en La cabeza del dragón, de Valle-Inclán, entre otras. En realidad, son muchas las obras en las que hay una presencia de este tema, además de las incluidas en este apartado; de hecho, la mayoría de las obras aquí referidas, aunque se han incluido en un apartado específico, en realidad podrían estar en muchos de ellos.

 



[1] Lola Lara y Nicolás Morcillo, Teatro dentro y fuera del aula, Suplemento especial de Cuadernos de Pedagogía (edición electrónica en CD Rom).

[2] Obra incluida en el volumen: Obras Galardonadas en el I Concurso Iberoamericano de Dramaturgia Infantil, Bilbao, 1993.

[3] José Cañas (a partir de la obra original de Fernando Alonso), La historia de un hombrecillo de papel, León, Everest, col. “Montaña Encantada”, 1999. Il. Elena Odriozola.

[4] Juan Alfonso Gil Albors, Patatín, Patatán, Patatón, Madrid, Bruño, col. “Altamar”, 1996.

[5] Alfonso Zurro, La caja de música, Madrid, Anaya, col. “Sopa de Libros Teatro”, 2003.

[6] Ignacio del Moral, Los enredos del gato con botas, ob. cit.

[7] Obra incluida en: Pedro Catalán, El pepino que quería ser elefante, Madrid, CCS, col. “Escena y Fiesta”, 2000.

[8] Eduardo Blanco Amor (dramaturgia de Begoña Muñoz), Romance de Micomicón y Adhelala, Madrid, ASSITEJ-España, 2002.

[9] Obra incluida en el volumen: Obras galardonadas en el III Concurso Iberoamericano de Dramaturgia Infantil, Bilbao, Centro de Documentación de Títeres de Bilbao, 1995.

[10] David Cirici, La casa por la ventana, Barcelona, Combel y Roseland Musical, 2000. Il Montse Ginesta.